jueves, 5 de junio de 2014

Bullshit






No sé ustedes, pero al último presidente honesto 
que logro recordar es al Dr. Luis Herrera Campins. Que en paz descanse. 

Acerca de ese señor nunca oí chismes de secretarias privadas, ni amantes. Nunca se supo que tuviera apartamento en NY o en Madrid o en ningún otro lugar. Muchas veces pasé por enfrente de su casa en Sebucán. Ahí había un par de tipos que parecían guardias, armados cada uno con su pistola. Nunca les vi escopetas ni armamento sofisticado. En los muros de la casa no había cercado eléctrico.
Cero paranoia presidencial.

Al señor Luis Herrera se le notaba que era una persona sencilla 
sin actitudes de político estrella ni salvador de la Patria. 
No vi un titular en la prensa que cuestionara su honestidad. 
Sin embargo, todos hablábamos mal de él. 
“Ese es un bolsa”. “No ha hecho sino poner cagadas”. 
Eran los comentarios más comunes. Ciertamente, en su gestión se encontraban tipos 
como Vinicio Carrera. Eso es común en nuestra administración pública. 

Desde siempre, los venezolanos pretendemos saber más de política que los políticos. Creemos saber más de béisbol que los peloteros. Ipod en mano y ya sabemos más de música que Paul McCartney. Sabemos más de cine y de teatro que cualquier escritor de guiones. Y con un viaje corto a París, volvemos a casa dictando cátedra en gastronomía 
y diciendo que “esos franceses se creen una vaina y que son unos pajúos”. 

Estoy comenzando a creer que los pajúos somos nosotros. 
Nos pasamos la vida viendo 
qué hacen los demás para enseguida empezar a hablar paja. 

Es muy fácil esperar la próxima película para luego decir que fue una cagada. Venezolana o extranjera. Y hacer lo mismo con libros, música y cualquier otra cosa nacional o foránea. 

Algo podemos aprender del difunto Comandante Presidente. 
Era un experto hablador de paja. Hablaba mal de venezolanos y extranjeros. 
Cuando nos echamos paja unos a otros nos parecemos mucho a él. 

Chimbo, no? Digo yo.