Le dije a mi viejo que necesitaba un bajo y Cayayo estaba vendiendo una imitación de Fender. Made in China. Sólo me pedía 300 bolos por el bajo. Mi viejo me ayudó y compramos el bajo.
Eso debió ocurrir en el año 82 y el bolívar era una moneda consistente.
Cayayo usó ese bajo hasta comprarse un Fender Jazz Bass del año 67, luego tomó la guitarra como su instrumento principal.
Habría que estudiar música y ambos pedimos a nuestras familias que nos inscribieran en una escuela que se llamaba Cepromusic. Ahí recibimos algo de teoría y solfeo. Y las clases de bajo estaban a cargo de Danilo Aponte, un bajista muy reconocido.
No sabía el periplo de escuelas de música que debería atravesar para llegar aquí.
A descubrir años después que en la música lo que más me interesa son las canciones.
A descubrir años después que en la música lo que más me interesa son las canciones.
Subía al metro en Chacaíto, bajaba en Capitolio y agarraba cualquier autobús al Paraíso.
El metro era algo nuevo en Caracas y al principio pocos lo usaban. Fue por 1983. Al llegar al Paraíso me tocaba caminar al callejón Sanabria. Ahí estaba el Conservatorio de la Orquesta Nacional Juvenil.
El metro era algo nuevo en Caracas y al principio pocos lo usaban. Fue por 1983. Al llegar al Paraíso me tocaba caminar al callejón Sanabria. Ahí estaba el Conservatorio de la Orquesta Nacional Juvenil.
Conocí a mis maestros de contrabajo, Alex Berti y René Alvarez.
La profesora Irina Kirchner, Edgar Saume y otros más que me enseñaron muchas cosas.
Me ayudó mucho la profesora Mercedes Rugeles, la mamá de Alfredo.
Luego pasé una temporada en Ars Nova, la escuela de María Eugenia Atilano. Los profesores se esforzaban para exigirnos disciplina y entrega en la música. El camino sería largo.
Había otro conservatorio en la Florida donde vi algunas clases de trompeta
con el profesor Egon Albrecht. Y también con Enzo Villaparedes, trompetista de Desorden.
No sé porqué escogí la trompeta como instrumento secundario. Era exigente al extremo.
Un día, varios nos fuimos a Berklee. Muchos amigos en la música fuimos a Boston. Bateristas, bajistas, guitarristas, pianistas, cantantes. Otros se convirtieron en productores e ingenieros de sonido.
Fueron muchos cambios y todo muy rápido. Era fácil perderse y yo me perdí.
Creo que siempre he estado perdido en la música. Dentro y fuera de ella.
Creo que siempre he estado perdido en la música. Dentro y fuera de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario