y mucho menos imaginé que años después tocaría con los SM en el CBGB.
La verdad, ni pensé que iba a dedicarme a la música. Las cosas fueron sucediendo una tras otra cuando Cayayo me ofreció su bajo y me enseñó algunas canciones en un ensayo de SM.
Me gustaba acompañarlos porque me parecía alucinante estar con unos panas
que escribían sus propias canciones.
Mis oídos no podían diferenciar si algo sonaba bien o mal. Eso no importaba.
Luego descubrimos que sonar bien era tan importante como tener buenas canciones.
En Interalúmica nos recibieron Luis Lares y su equipo. Era gente muy amable y espléndida.
Nos llevaron a los trailers donde dormiríamos esos días. Estaban equipados con cocina, lavaplatos, lavadora, etc. Eran como una casa. Una especie de motorhome.
Estas cosas lo impresionan a uno cuando aún estás en el colegio.
Cayayo y yo estábamos muy chamos y creo que pocos
o nadie en la banda había terminado el bachillerato.
Ir a Puerto Ordáz era como estar en otro país. Todo en la CVG estaba muy organizado.
Era una especie de Japón tropical con mucha humedad. La gente de allá muy amable y cálida.
Realmente les gustaba recibir músicos. Y por supuesto, eso se veía en los shows.
Al salir del auditorio, las niñas no paraban de corretear a Cayayo y a Pablo.
Era muy cómico verlos huir de unas niñas de entre 15 y 17 años.
Los primeros síntomas del síndrome pop star. A todos nos tocaría una buena dosis de eso.
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